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A man at a table gesticulating with his hands. Photo by Headway via Unsplash.

Resumen de las discusiones del foro regional del FCRN sobre sistemas alimentarios sustentables en Latinoamérica.

Por Marie Persson. Gracias a Carlos Gonzalez Fischer por sus sugerencias sobre los temas a tratar (y esta traducción) y a Sarah Najera por su colaboración con el planeamiento y la ejecución del foro. Pueden leer (y difundir) el resumen en inglés también.

Recientemente el FCRN inauguró un foro regional para discusiones sobre sistemas alimentarios y sustentabilidad dirigido a los miembros de Latinoamérica. Aquí presentamos un resumen de dichas discusiones (las discusiones completas y la lista de recursos compartidos por los miembros pueden encontrarse en la web).

Los invitamos a participar en el foro si quieren contribuir en las próximas sesiones del mismo, empezando el 13 de octubre (para mayor información, ver la invitación)

Los participantes del foro discutieron consecutivamente los siguientes temas, a lo largo de siete semanas:

  1. La relación entre las prácticas agrícolas tradicionales y la agricultura industrial
  2. Dietas sostenibles y la integración de alimentos y el medio ambiente en los debates nacionales y regionales
  3. La producción ganadera y la producción de soya
  4. Prácticas agrícolas sostenibles y el intercambio de información/experiencias para mejor toma de decisiones
  5. Desperdicio y pérdidas de alimentos en América Latina
  6. La producción local y el mercado global
  7. Información, apoyo y colaboración

Nuestra primera pregunta se enfocó en la relación entre las prácticas agrícolas tradicionales y la agricultura industrial. Nos interesaba saber qué pensaban los miembros del foro sobre cuáles son los roles, beneficios, riesgos y desafíos de cada una de estas prácticas en cuanto a el mejoramiento de la seguridad alimentaria. En particular, estábamos interesados en escuchar sobre sus experiencias y opiniones sobre los efectos de estas prácticas (y saberes) sobre la seguridad alimentaria, biodiversidad, y otras áreas de interés. Preguntamos si la dicotomía entre “agricultura industrial a gran escala” y ”agricultura agroecológica a pequeña escala” realmente tiene sentido o es muy simplista para la realidad Latinoamericana. Nótese que no todos los participantes del foro necesariamente comparten todos los puntos destacados a continuación y que simplemente estamos comunicando la discusión, sin comentario o análisis:

  1. Se postuló que ambos sistemas cumplen roles diferentes e incluso complementarios en América Latina. Las poblaciones rurales dependen de la producción de pequeña escala (no siempre agroecológica) y sus productos también pueden llegar a mercados regionales y contribuir en la alimentación de las poblaciones urbanas. La agricultura industrial puede proveer alimentos para los grandes centros urbanos e insumos para la industria alimenticia (alimentos procesados y alimento para el ganado). Algunos miembros del foro argumentaron que – debido a las diferencias en escala y los diferentes valores asociados con uno y otro sistema – la agricultura a pequeña escala es muy diferente y menos dañina para el medioambiente.
  2. Existen ejemplos en los que los sistemas industrializados están mejor posicionados para contribuir a la mitigación del cambio climático, debido al mayor acceso a tecnologías (por ejemplo, en Colombia y Nicaragua se utilizan niveles laser para la producción arrocera). Sin embargo, aunque las practicas a pequeña escala no siempre siguen los principios agroecológicos, y la producción a gran estala no siempre es industrial y fuertemente dependiente de insumos, estos sistemas pueden verse como dicotómicos en cuanto el acceso a créditos, la tenencia de la tierra, y el acceso a servicios técnicos agrícolas. Muchos señalaron estas diferencias entre ambos sistemas y a los desafíos que la producción a pequeña escala enfrenta en termino de impedimentos financieros y de mercado (acceso a créditos, infraestructura, y también intermediarios). (NR. Una discusión detallada acerca de cómo definir agroecología y sus relaciones con objetivos ambientales podría ser el foco de un nuevo foro – ideas y comentarios al respecto son bienvenidos).
  3. Muchos tenían la impresión de que el desafío para la implementación el modelo agroecológico consiste en orientarlo hacia el resurgimiento y preservación de los conocimientos y culturas locales, indígenas y campesinos, y que existe la necesidad de unificar los conocimientos antropológicos y agroecológicos. Dicha reorientación será crítica para crear un nuevo modelo participativo para el desarrollo rural, anclado en actores y recursos locales. De ser exitoso, esto podría resultar en nuevas innovaciones agroecológicas y a una nueva valoración de los territorios culturales de indígenas y campesinos.
  4. Un participante indicó que hay un problema conceptual con la discusión sobre la producción sustentable de alimentos en Latinoamérica, ya que las discusiones y las políticas agropecuarias están mayoritariamente enfocadas en el aumento de la producción. Hay muy poco respaldo para practicas integradas, agricultura orgánica o agrosilvicultura (cada tanto surgen políticas aisladas, pero nunca parecen progresar o perdurar). La producción intensiva de alimentos no es beneficial para la conservación y ha resultado en monocultivos ambientalmente invasivos, cultivos industriales, uso de agroquímicos, etc. (la producción de ananá y aceite de palma en Costa Rica fueron dados como ejemplos). Algunas políticas han desalentado sistemas de producción que integran diferentes actividades productivas en la misma unidad, existe la promesa de que los mayores volúmenes sean recompensados por el mercado, sin embargo, esto no ha sucedido tanto como se esperaba.
  5. Desde la perspectiva de la pobreza y seguridad alimentaria, la agroecología fue percibida por varios como parte de la solución, y las comunidades de América Central también resaltaron el gran potencial de la agrosilvicultura. Otros señalaron la importancia de la adaptación basada en ecosistemas, como un medio para alcanzar la seguridad y resiliencia alimentaria. Las políticas públicas orientadas a la creación de sistemas de producción resilientes fueron mencionadas como críticas para la seguridad y soberanía alimentaria, y para la adaptación al cambio climático. Para fomentar sinergias entre agricultura, conservación, adaptación, y seguridad alimentaria, es necesario reconocer tanto los beneficios ecológicos, como los económicos de la biodiversidad.
  6. Otro participante comento que ambos sistemas persiguen objetivos claramente diferentes, y que existe una relación optima entre ellos. Los objetivos de la agricultura a pequeña escala fueron definidos como: diversificación en la producción agroforestal (e.g. vía modelos agroforestales o cultivos mixtos); reducción de los costos de fertilización y control fitosanitario; recuperación de productos nativos o locales como una forma de restaurar la biodiversidad, mejoramiento de la seguridad alimentaria local, generación de ingresos adicionando valor y accediendo a mercados especializados de exportación; mejoramiento de capacidades y desarrollo humano para comercializar productos locales, adaptación al cambio climático, y formulación de proyectos o planes de desarrollo. Para el sistema industrializado, los objetivos son: superar el paradigma en el cual las aproximaciones de la revolución verde son sinónimos de competitividad; racionalizar y optimizar el uso de recursos naturales a través del creciente uso de tecnología; identificar mercados o procesos alternativos para los productos de los sistemas industriales que no cumplen estándares de calidad (y terminan compitiendo con la agricultura a pequeña escala); generación de capacidades; uso de información agroclimática; adaptación al cambio climático. Para que ambos sistemas funcionen en conjunto, sería necesario asegurar que ambos sean económicamente viables, ya sea por medio de canales de mercadeo o facilitación de exportaciones para promover productos con valor agregado localmente.
  7. Un punto que fue mencionado varias veces es que no existe suficiente apoyo de los gobiernos para asistir a los distintos actores de la cadena de producción de alimentos para mejorar los recursos humanos y la competitividad. Varios participantes en el foro resaltaron la importancia de mejorar las habilidades y el mercadeo de productos locales, y la adaptación al cambio climático y proyectos de desarrollo.

2: Dietas sostenibles y el tema del consumo de carne. En la segunda discusión del foro, preguntamos cómo son integrados los temas de alimentación y medioambiente en las discusiones sobre sistemas alimentarios sostenibles en la región. En particular, si existe un debate en torno a las medidas por el lado de la demanda y la reducción del consumo de carne, o si simplemente se habla de producción agropecuaria. También preguntamos a los miembros del foro cuáles eran, en su opinión, los principales obstáculos para cambiar el eje de la discusión hacia dietas sustentables y saludables en sus entornos.

  1. Sólo dos países parecen estar explícitamente tratando medioambiente y nutrición en conjunto mediante sus políticas alimentarias: Bolivia y Perú. En la mayoría de los países, diferentes sectores del gobierno (y de la sociedad civil) están a cargo de diferentes aspectos del concepto de dietas sustentables y saludables, pero no existe un trabajo integrado en el área. Muchos participantes comentaron que investigación y acciones que integran “dietas saludables” y “sustentabilidad” son realmente necesarias. Un participante menciono que, aunque existen ciertas políticas o guías en esta dirección, el problema reside en su implementación efectiva y, por lo tanto, se necesita mayo esfuerzo para mejorar la gobernanza.
  2. También se dijo que, incluso las organizaciones internacionales que trabajan en la región en temas de sustentabilidad en sistemas agroalimentarios no tratan el problema de alimentación sustentable desde la perspectiva del consumo. Las organizaciones internacionales fueron descriptas como reticentes a discutir reducción en el consumo de carne y comúnmente resaltan la eficiencia en la producción ganadera como uno de los pilares de la seguridad alimentaria.
  3. Algunos expresaron que es muy importante reconocer que no existe un patrón global que funcione en todos los contextos, que una dieta sustentable y saludable también necesitará incluir productos cultural y territorialmente apropiados, y que es esencial tener en cuenta la región geográfica - tanto como los aspectos sociales, económicos y culturales – para promover la sustentabilidad.
  4. La mayoría de los países latinoamericanos (con la excepción de Brasil y Colombia) no poseen políticas públicas para regular el impacto ambiental de la ganadería, a pesar de que el sector es la causa de muchos de los problemas ambientales de la región – debido a la enorme superficie dedicada al ganado y su rol como causa de la deforestación en ecosistemas tropicales y subtropicales en los últimos 50 años.

Algunos ejemplos de cómo se discuten las dietas sostenibles y el tema de la carne en distintos países:

En Colombia, las guías alimentarias mencionan a las dietas sustentables y, refiriéndose a la definición de la FAO sobre ese tipo de dietas, resaltan la importancia de las dietas que respetan y protegen a la biodiversidad, pero también indican que dichas dietas deberían ser culturalmente aceptables, económicamente justas, económica y prácticamente accesibles, nutricionalmente adecuadas, inofensivas y saludables, y que optimicen los recursos humanos y naturales. En Colombia, varias instituciones de investigación y entes gubernamentales enfocados en la agricultura se han juntado en un proyecto para estudiar el potencial de la ganadería para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para identificar o desarrollar guías nacionales que puedan incluir al sector en los planes nacionales de desarrollo sustentable. También se ha trabajado en una propuesta para generar un documento vinculante en Acciones de Mitigación Nacionalmente Apropiadas (NAMA, por sus siglas en ingles) en el sector de ganadería bovina. También existe la Comisión Intersectorial en Seguridad Alimentaria y Nutrición, que trata de tener un enfoque integrador, pero todavía no está enfocada en sustentabilidad. El Ministerio de Medioambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial también ha establecido una Política Nacional para la Producción y el Consumo en 2010; orientado a crear una cultura de patrones de consumo y producción sustentable e integra la Política Nacional de Producción Limpia y el Plan Nacional por Mercados Verdes.

Costa Rica también ha puesto en marcha sus planes para desarrollar Acciones de Mitigación Nacionalmente Apropiadas para el sector agroalimentario, y existen ciertas iniciativas en los sectores ganaderos y producción de café.

En Bolivia y Perú también existen algunos programas nacionales abarcadores, dirigidos por los ministerios de Salud o el de Medioambiente, que hablan de “dietas sustentables y saludables”, y también ponen el énfasis en la recuperación de especies nativas como productos clave que son nutritivos y contribuyen a la sustentabilidad ambiental, social y económica de la producción a pequeña escala. También existen discusiones sobre cómo incorporar a la sustentabilidad en las guías alimentarias.

En México no existe – de acuerdo a un participante – integración adecuada entre políticas agropecuarias y políticas alimentarias, y no se ha iniciado dialogo alguno al respecto, ya sea por el gobierno o el sector académico. También se dijo que las prácticas agrícolas sustentables, como la agricultura orgánica, son básicamente desconocidas por los pequeños productores.

En Venezuela leyes recientes han creado avances en la forma en la que políticas públicas son orientadas hacia dietas sustentables y saludables. En particular, la Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria y la Ley de Semillas intentan proteger variedades de semillas que están adaptadas, y son utilizadas, en áreas locales.

En Argentina, los participantes comentaron que ña tenencia de la tierra se ha vuelto muy concentrada desde la década de 1990 y la producción agropecuaria ha sido monopolizada por el sector comercial a gran escala, y las prioridades para la producción son principalmente decididas por los intereses económicos de este sector.

3: El tercer debate se enfocó en el tema de la ganadería y la producción de soja en Latinoamérica y sus impactos ambientales. El papel de la producción de soja en la sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios en la región fue un eje central del debate. En particular si la soja está reemplazando a la ganadería como principal causante de la deforestación y, de ser así, qué efecto tendrá sobre el medioambiente.

La intensificación de la ganadería en la región está ligada tanto al crecimiento poblacional como al incremento en los estándares de vida, ya que ambos factores han producido un aumento en la demanda. En Colombia, tanto la soja como el maíz han transformado la ganadería y la seguridad alimentaria. La soja se ha convertido en un cultivo muy importante en las sabanas con buen drenaje (como en la región de Orinoquia). Usada como alimento para el ganado, su área de sembrado continua en incremento y expulsa à la ganadería extensiva de la región. Se remarcó que el maíz y la soja son sólo utilizado en la producción lechera intensiva, ya que es el único sistema que puede justificar el gasto económico. La ganadería ha sido desplazada por otros cultivos de mayor rinde (y con elevado uso de insumos industriales, como fertilizantes y agroquímicos). La caña de azúcar y la palma africana (aceite de palma) se encuentran entre los principales cultivos responsables por el elevado cambio en el uso de la tierra, que han desplazado a la ganadería extensiva a otras regiones menos aptas (en cuanto a fertilidad del suelo, acceso a agua, infraestructura y cercanía a los principales centros de consumo).

4: La cuarta discusión fue sobre prácticas agrícolas sustentables, y particularmente, agricultura sostenible adaptada al clima, y también el intercambio de información para una mejor toma de decisiones en el área.

  1. El principal desafío es integrar e implementas las políticas internaciones, asegurarse que estas estén fundamentadas en las realidades de los diferentes países, y que los recursos sean canalizados hacia la implementación y a cubrir falencias a través de acciones concretas a diferentes niveles: político, técnico, científico, de extensión y comercio. También es importante que las regulaciones que ya existen a nivel local sean efectivamente implementadas.
  2. Se necesitan políticas publicas orientadas hacia el uso de la tierra sostenible y no sólo hacia maximizar las ganancias económicas. Algunas de las áreas prioritarias mencionadas fueron: agricultura familiar, agroecología, seguridad y soberanía alimentaria y nutricional, conservación de ecosistemas (con énfasis en bosques y selvas), biodiversidad, sistemas ecosistémicos, y metodologías agropecuarias orientadas hacia secuestrar carbono y evitar el deterioro del suelo. La agroecología fue señalada como una importante estrategia de mitigación y adaptación al cambio climático. Los usos mixtos de la tierra (Land sharing), la adaptación basada en ecosistemas y la agrosilvicultura también fueron mencionados, ya que promueven usos de la tierra multifuncionales y resilientes (cultivo mixto de árboles, arbustos, palmeras, cañas, cultivos agrícolas y hortícolas, y ganadería). La agrosilvicultura también podría ser una alternativa para la conservación y restauración de la fertilidad del suelo, mejorar infiltración de agua, el secuestro de carbono, entre otros beneficios ecológicos. Un participante mencionó que el énfasis debería estar, específicamente, en la conservación de los suelos.
  3. Se mencionó que algunas organizaciones internacionales trabajando con organizaciones locales y regionales en programas de agricultura sostenible adaptada al clima han desarrollado un marco para priorizar inversiones en esta área, que resalta la relación costo-beneficio de diferentes prácticas. Se creó un compendio de prácticas, en donde se evalúan diferentes compromisos, incluye algunas soluciones disponibles para ciertos contextos y sirve como un marco para informar a la toma de decisiones. Esta iniciativa trata de involucrar a los diferentes actores y trabaja con proyectos pilotos que utilizan metodologías participativas para crear programas con las comunidades locales. Sin embargo, aunque existen tecnologías para mejorar la resiliencia de la agricultura y reducir sus impactos negativos, se necesita validarlas y adaptarlas a contextos específicos, y a las necesidades identificadas por las comunidades locales. Otro participante describió un proyecto regional (incluyendo a Chile, Perú, Bolivia y Argentina) que apunta a asistir en la creación de políticas públicas que ayuden a adaptar la agricultura al cambio climático, a mitigar sus impactos ambientales, y a permitir el retorno de los productores a los altos valles andinos (la nación Aymara). Algunos de los factores necesarios para su éxito son: buenos sistemas de transporte, conexión de internet y teléfono, y la implementación de y el acceso a nuevas tecnologías que permitan monitorear y mitigar los efectos del cambio climático.
  4. Se mencionó la importancia de que los distintos actores sociales con un interés en los sistemas alimentarios trabajen juntos, para asegurarse que las prácticas agrícolas sustentables se afiancen. Estudiantes en escuelas, universidad e instituciones agropecuarias deben hablar entre ellos, y se resaltó el papel crítico de las organizaciones de la sociedad civil, como también grupos religiosos, para diseminar información. Se puede promover un mayor interés en proteger y promover a la agricultura familiar invitando a trabajadores de extensión para hablar sobre prácticas agrícolas. A pesar de que el contexto para estas discusiones pueda ser más favorable en áreas rurales, el un incipiente interés en la agricultura urbana alienta la esperanza.
  5. También se mencionó que el papel de los investigadores que reciben asistencia de los gobiernos debería ser, principalmente, el de asistir a los productores (dando consejos para las decisiones diarias, en lenguaje claro) y que se necesita un dialogo con los productores mucho más cercano. La tecnología y el conocimiento científico juegan un importante papel en la producción de alimentos sustentable, sin embargo, su alcance está limitado a la agricultura industrial, mientras que los pequeños productores son excluidos. Los participantes expresaron una cierta desilusión debido a que, aunque existen tantas iniciativas discutiendo estos temas para Latinoamérica, la influencia de nuevas investigaciones en las políticas y prácticas públicas es muy limitada. Y porque en general, los productores no son consultados y su conocimiento y experiencia no es respetada. Es necesario que se reconozca la importancia de distintos sistemas de conocimiento para la toma de decisiones, integrando el conocimiento de los productores con los hallazgos científicos. El papel de la ciencia es particularmente importante en el planeamiento de políticas públicas, y los proyectos de investigación deberían llevarse a cabo conjuntamente entre los investigadores y los usuarios finales de las investigaciones. También se señaló que se necesita con urgencia investigación aplicada y de calidad para confrontar el tema de la adaptación al cambio climático, ya que sus efectos ya se pueden observar. Es clave que los investigadores generen información permitente y comunicada de forma efectiva para la audiencia adecuada y sus necesidades. Distintas aproximaciones de comunicación deben ser usadas para políticos, empresarios, productores y científicos.

6: El tema de la sexta discusión fue el desperdicio de alimentos. La FAO estima que el 6% del desperdicio global de alimentos se origina en Latinoamérica y el Caribe, y esta región pierde cada año el 15% de su comida en rellenos sanitarios (a pesar de contar con 47 millones de personas que sufren hambre). Les pedimos a los participantes que comentaran sobre las tendencias que observaban en sus países, si existe más evidencia o información a nivel de país y qué se está haciendo para reducir los niveles de desperdicio. También consultamos sobre los recientes desarrollos en Europa, donde los supermercados de algunos países son multados si no entregan los alimentos que no utilizan a ONGs que se encarguen de que llegue a los que la necesitan, y sobre los riesgos y beneficios de alimentar a los animales de sistemas comerciales con el desperdicio (esta práctica está prohibida en Europa).

  1. A lo largo de esta discusión, se volvió claro que el desperdicio ocurre en todos los niveles de la producción de alimentos. Las causas del desperdicio diferían entre tipos de productores y la región especifica; puede tratarse de una falta de recursos materiales, financieros, o simplemente a la sobreproducción de alimentos o actitudes relajadas en cuanto al desperdicio. Las prácticas agrícolas, incluyendo a la selección de productos durante la cosecha, junto con la falta de coordinación eficiente entre productores, distribuidores y comerciantes son importantes contribuidores al desperdicio de alimentos. En la mayoría de los países no existen leyes que prohíban el uso de desperdicios alimentarios para alimentar animales de granja. Algunos participantes expresaron que existen regulaciones para la producción ganadera a gran escala, tanto para preservar la salud de los animales, como la de los consumidores. Sin embargo, hubo muy poca discusión sobre medidas actuales para reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos, ya sea al nivel de políticas públicas o a nivel personal. Parecería que, si bien es reconocido como un gran problema, no se hace nada al respecto.

 

Ejemplos específicos de algunos países:

Colombia: Las perdidas y desperdicios de alimentos ocurren en todas las etapas de la cadena de producción de alimentos, desde la producción hasta la distribución y el consumo. Productos demasiado pequeños, con formas irregulares, o aquellos que hayan sufrido algún tipo de daño mecánico durante la cosecha, son sistemáticamente descartados. Transporte lento (debido a la falta de infraestructura), junto con la ausencia de tecnologías como camiones refrigeradores o envases adecuados, son una de las principales causas de desperdicio de alimentos. La solución propuesta por los participantes es una más estrecha colaboración entre los distintos actores.

México: México iguala al promedio mundial, con alrededor del 30% de los alimentos que son producidos desperdiciados o descartados – los alimentos desperdiciados cada año podrían alimentar a 12 millones de personas. Una de las principales causas son los precios de alimentos, que no se corresponden con el poder adquisitivo promedio. Esto lleva a muchos alimentos no vendidos que son descartados por los productores y vendedores – lo que se vende, es a un precio alto y es suficiente para que el negocio funcione. Los participantes mexicanos resaltaron que los esfuerzos para mejorar esta situación son dirigidos exclusivamente a la producción.

Costa Rica: No existe planeamiento para reducir el desperdicio de alimentos. Parece que es un tema ignorado por las prácticas de la industria alimentaria. Sin embargo, parecería que hay una creciente conciencia sobre el problema, y muchos hogares hacen intentos para reducirlo.

8: Información, asistencia y colaboración: En el último debate tratamos de mirar para adelante y explorar cual es la información necesaria, como es utilizada la información disponible y como debería ser comunicada para obtener el máximo impacto. También preguntamos cuales son los principales desafíos que los participantes encuentran en trabajo y sector, y por último, qué tipo de colaboraciones regionales serian bienvenidas, involucrando a otros participantes y al FCRN. Preguntamos a los miembros cómo les gustaría que el grupo colaborara y cuál sería el rol del FCRN para facilitar dichas colaboraciones.

  1. Los principales temas identificados, fueron la falta de voluntad política y de la implementación de políticas públicas orientadas al sector agrícola (principalmente productores de pequeña escala y poblaciones rurales) como también la falta de recursos económicos. Algunos también mencionaron a la falta de información y estadísticas como obstáculos para crear acción y políticas públicas útiles.
  2. Un buen inicio podría ser el crear espacios abiertos para dialogo entre productores y otros actores interesados en seguridad alimentaria sostenible, pero también se mencionó la importancia de ser ambiciosos y apuntar a ir más allá del debate, y también generar planes y proyectos concretos.
  3. Se expresó cierto interés en crear una colaboración más estrecha o incluso una alianza entre los miembros de foro, como una forma de crear una red regional enfocada en sistemas alimentarios sostenibles (actualmente existen algunas redes nacionales). También se mencionó que serían bienvenidas otras discusiones de este tipo, así como también videoconferencia o seminarios web, para continuar con el intercambio de ideas. Una idea practica que se propuso fue la creación de una propuesta conjunta para llevar a cabo un proyecto con foco regional.

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